El Fútbol De Luto - Gustavo Daniel Eberto

Nacido el 30 de agosto de 1983. El 3 de septiembre; a los 15 años ingresó a Boca, luego de que lo descubrieran el arquero Víctor Civarelli y el preparador físico Alfredo Altieri, proveniente de Paso de los Libres, una localidad de la provincia de Corrientes.

Se proyectaba como uno de los "arqueros del futuro" del fútbol argentino. Llegó a debutar en la Primera de Boca el 6 de julio de 2003.

Hasta que en 2006, decidió irse a préstamo a Talleres de Córdoba,
luego de su exitoso debut del 9 de febrero ante Huracán, con victoria y gran actuación por 2-1, el arquero comenzó a sufrir los primeros síntomas de su grave enfermedad.

Atravesó por un fuerte tratamiento, durante siete meses, en los que debió someterse a varios ciclos de quimioterapia. Y después de su frustrado paso por Talleres, no quiso bajar los brazos y reapareció una mañana en el predio de Casa Amarilla, con su 1,85 metros, para volver a entrenarse con el plantel de Boca.

Pero la música de ‘chamamé’ con la que habitualmente llegaba en su auto, ya no se escuchó más por La Boca. Una recaída lo obligó a abandonar los entrenamientos y a retomar su tratamiento.

Su lucha diaria termino hoy, cuatro días después de haber cumplido los 24 años. Sus restos serán velados en su ciudad natal, Paso de los Libres.

"Estaba muy feliz, porque quería ganarme un lugarcito en Talleres. Pero empecé a expectorar sangre y empecé a preocuparme otra vez. Después del debút volví a Buenos Aires a buscar mi auto, pero aproveché para hacerme unos estudios y en la placa salieron unas manchas. Me revisaron los pulmones, la zona abdominal, la ingle... y en los testículos encontraron el tumor. Recién ahí todo se descubrió"

"Estoy muy bien. Empecé a recuperarme y por eso inicié un programa de rehabilitación para superar mi problema"

"Me siento muy cómodo aquí, en Boca. Me satisface estar con mis ex compañeros, con la gente de este club, con los hinchas. Todo esto me hace bien"

"En un primer momento todo fue conmoción. No tuve bronca, ni con Dios ni con la vida. Simplemente traté de aferrarme a la fe"

"Pensé que le podía pasar a cualquiera y me pasó a mí. Empecé el tratamiento, me preparé para luchar y así lo haré toda mi vida, porque se que no es sencillo ni fácil superar esto. Pero lo lograré. La dolencia me enseñó a reflexionar un montón y ver las cosas de otra manera, porque antes me hacía mala sangre por pequeñas cosas que no valían la pena"

"Ojalá que alguna vez pueda volver a jugar, porque es el don que Dios me dio"